jueves, 25 de octubre de 2012

Oda a la guitarra

Observas esa hermosa silueta recostada sobre el regazo de tu almohada, mientras prendes fuego al candil y recuerdas todas las historias vividas juntos.

Siempre te acompañaba allá donde fueses y compartía su armonía contigo sin importarle tu estado de ánimo. Resultaba indiferente si este era triste o alegre, animado o tranquilo, armonioso o disonante,…

A ella únicamente le importaba prestarte su musicalidad para que tú hicieses lo que quisieras con ella.

Y es que a diferencia de las demás, su esencia era distinta. Quizás con rasgos universales que iban más allá de las fronteras de nuestra razón.

Desde un punto de vista antropológico, se podría decir que nuestra especie ya la utilizaba hace muchos siglos atrás sin importar la religión, ideología, cultura o filosofía de vida que se tuviese.

Por lo que le volvías a echar una mirada y una vez más despertaba en ti una complicidad que rara vez encontrabas en amores platónicos…


Andrés García

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